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Descubre la historia de Simón, el caracol que soñaba con ver el mar. Un cuento tierno sobre la perseverancia, los sueños y la valentía de avanzar paso a paso.
Había una vez un pequeño caracol llamado Simón que vivía en un tranquilo jardín lleno de flores, hojas frescas y gotas de rocío. Simón era feliz, pero tenía un gran sueño: quería ver el mar.
—Dicen que es tan grande como el cielo —le contaba a su amiga la mariquita—. Y que hace un sonido suave, como una canción que nunca termina.
La mariquita sonreía, aunque no entendía muy bien por qué Simón quería ir tan lejos.
—Pero tú eres un caracol, Simón. Vas muy despacio.
—Tal vez, pero si doy un paso cada día, algún día llegaré —respondía él con determinación.
Y así, una mañana de primavera, Simón se despidió del jardín y comenzó su viaje.
—¡Croac! ¿Adónde vas, caracolito?
—Voy a ver el mar.
La rana se rió, pero luego le dio un consejo:
—Ve por el sendero del bosque. Sigue el olor a sal. Te llevará lejos.
Simón le dio las gracias y siguió su camino.
—¿Y tú por qué arrastras esa casa tan lejos? —preguntó el ciempiés curioso.
—Porque es mi hogar, y no necesito nada más para ser feliz... solo ver el mar.
El ciempiés lo acompañó un rato, pero pronto se despidió. Simón no se detuvo.
Simón cruzó charcos, subió piedras, esquivó hormigueros y se escondió de las aves. A veces se cansaba, pero solo pensaba en una cosa: el sonido del mar.
Hasta que un día, el suelo se volvió más blando, la brisa olía diferente y un rumor lejano llegó hasta sus antenas. Era como un susurro gigante que lo llamaba.
Simón se asomó desde la cima de una duna y, al fin, lo vio.
El mar.
Era tan grande que no cabía en sus ojos. Las olas danzaban, las gaviotas volaban alto y el sol se reflejaba como si el agua tuviera estrellas.
Simón suspiró feliz.
—He llegado. Lo logré.
Y aunque era solo un pequeño caracol, se sintió tan grande como el mar.
Desde entonces, cada vez que alguien se reía de los sueños imposibles, Simón les contaba su historia. Porque no importa lo lento que vayas, si tu corazón es valiente, puedes llegar muy lejos.